UNA CONVERSACIÓN QUE DESATÓ TODO... día uno.
Era una tarde como cualquiera... La misma rutina en ella: llegar a mitad del día, con lo que podía ser su mejor energía femenina o un look cualquiera, natural sin querer conquistar a nadie. Viviendo los días, sin imaginar que podía pasar en el camino.
Él, un tipo muy inteligente, concentrado en lo suyo, el maestro de la tecnología para ella que era un dinosaurio, un niño que resolvía todo; a la espera de la misma hora, el mismo saludo y continuar con su productividad.
Esa tarde en medio del trabajo juntos, una lluvia torrencial daría inicio a todo lo que vendría después, y si, fue la lluvia que empezó todo, producto de aquello, ella no pudo salir y él también se quedó atrapado en aquel espacio, con la única luz de la pantalla de una computadora, iniciarían una conversación en medio de esa espera, una charla tan natural, que despertaría pensamientos que jamás se hubieran imaginado.
Ella quedó fascinada, escuchándolo hablar de sus recomendaciones de películas, y más aun cuando coincidían con alguna que ambos habían visto, intentando grabarse los títulos (tarea difícil para ella) pero atenta a aprender de alguien dos años menor que ella y un mundo que ella no había explorado.
Él por otro lado, estaba muy suelto, abierto a mostrar todo lo que sabia y motivado por dialogar con alguien que lo escuchaba, que aprendía, que preguntaba y que lo miraba intentando descubrir quien era aquel joven que pasaba horas y horas creando sueños, creando vida, creando momentos.
Aquella conversación sin el mas mínimo animo de conquista o coqueteo fue para ellos algo que les explotó la cabeza al saber como habían perdido tanto tiempo sentados junto al otro, sin hablar de otra cosa que no fuera el trabajo, satisfechos de haber tenido un momento sin ningún atisbo de intentar ligar hasta ese momento (porque incluso, como buenos amigos ella habló de su ex y de lo harta que estaba de situaciones que no la hacían feliz). Fue para ellos una experiencia nueva, algo donde ella había perdido la fe hace mucho tiempo al haber tenido que tratar con imbéciles por los que había perdido la esperanza en el amor, o en los buenos momentos.
La noche siguió normal, ella esperó a su amiga, con quien iban a intercambiar libros, sin prestar atención en lo que acababa de pasar... Y mejor aun, sin imaginarse que él, había partido en su moto a su rutina fuera del trabajo, pensando lo mismo que ella "que buena conversación, fue interesante"...
La lluvia, la noche, los temas, el destino, desde ese 23 de abril, conspiraron a favor de un amor cómplice en dos personas que hasta ese momento no se pensaban como se iban a flechar.
Un hombre que hace un año atrás la había visto, y se había enamorado de ella sin atreverse a decirle una palabra respecto a su sentimiento, conformándose con solo ser su amigo, y ella viviendo el momento, cometiendo errores que la harían tocar fondo y cambiar su perspectiva, llenándose de miedos que luego le jugarían en contra. Una historia que empezó así desde aquella noche con dos personas con muchas cosas en común que hasta ese momento no lo descubrían en nombre de una amistad que respetaban,
Nunca dudes del poder del amor, nunca dudes del poder del destino, porque donde menos te lo imaginas puedes encontrar a esa persona que (aun sin saber que les espera) te está viendo con ojos de amor, con esos ojos azabache llenos de amor y deseo...
Mi azabache.
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